Con el rimbombe en mi cabeza de aquel mítico gag de «menos sambas e mais trabalhar» de Emilio Aragón, llegue a São Pablo!

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En mi imaginario, estas urbe tenía los motes de la «capital económica» del Brasil -pero no la política-, de ser la «Gran Ciudad» -pero no una Megapolis-…

Quizás con muy poca mesura (llevo apenas  horas aquí) la esté juzgando ya, pero las primeras sensaciones me dejan sabor a inseguridad, vahos, indigencia… No encuentro aún un rasgo que la defina, que atraiga, cautive, desafíe a descubrirla… No se presenta al visitante de ninguna manera.

Cemento, personas; mucho cemento, muchas personas; grande, todo muy grande.

Si Brasil es una potencia mundial, una economía emergida, un gigante dormido, un ejemplo a seguir…  ¿Es SP un ejemplo del costo que hay que pagar?

No conozco muchas capitales y grandes ciudades del mundo, pero en cada una de las que he tendido la oportunidad de recorrer y descubrir (Buenos Aires, Santiago de Chile, Miami, Río de Janeiro, México DF, Madrid, Barcelona, París, Roma) hay un encanto especial que SP no me ha podido transmitir aún…

¿São Pablo, tem samba…?