Ayer culmino una etapa muy especial, en lo personal y lo profesional. Hace tres años, juntos con Lau fuimos convocados por Marijo Villa a sumarnos al proyecto de la Lista Tea (Verde) para disputar la Dirección de la Escuela de Ciencias de la Información, de la Universidad Nacional de Córdoba. Pasada la elección me incorporé al equipo directivo con el compromiso de asumir la planificación y gestión de una institución con una historia, un entramado de relaciones, una dinámica funcional y problemas estructurales muy complejos… El desafío tenía lugar en el marco de un amor idílico que uno siente por la Universidad y la Escuela en particular; y encendido de la llama utópica («juvenil ingenua», me supieron decir) de querer luchar, enarbolando la política, contra molinos de viento…
Fue una experiencia maravillosa que activo en mí: una extenuante capacidad de acción frente a una máquina de impedir; el diálogo y la construcción de consensos; el desarrollo de estrategias, discursos, propuestas, intervenciones; trabajo, mucho y más trabajo.
Había que poner la PALABRA en ACCIÓN. Desmitificar y contrarrestar estereotipos: el asambleismo absurdo e inoperante, la excesiva burocracia, la resistencia al cambio, la omnipresencia de lógicas liberalistas, la falta de vocación de servicio público.
Pero corría con ventaja… El apoyo y la confianza incondicional de quienes conducían el proyecto (Poli y Marijo), un equipo de trabajo de un nivel intelectual, propositivo y humano increíble; una historia de donde nutrirse, un proyecto y valores compartidos.
Fueron tres lagos años (con lapsus intermedios) de grandes aspiraciones y sueños, logros sólidos, sustentables y necesarios… Una gestión que sin duda ha cambiado definitivamente el rumbo de Ciencias de la Información…
Ayer jueves 13 fue nuevamente la elección para renovar autoridades, dar paso a nuevas generaciones de conducción, en un contexto impensado tiempo atrás… Se ponía en juego, a examinar, no solo propuestas y personas… sino además el trabajo realizado.
Se ganó. Se cerró una etapa que da comienzo a un nuevo tiempo de transformación, de cambios profundos, de protagonismos relegados, de mayor participación y menos personalismos, de trabajo mancomunado… De nuevos imposibles…
Queda mucho camino por andar, muchas historias que contar, muchos imposibles que conquistar... ¡Andando, Sancho!
¡¡¡…FELICITACIONES…!!!
Nosotros sabemos lo que has luchado y trabajado…
BUENO, llegó el tiempo de la cosecha…aunque todavía haya muchos molinos de vientos que lancear…
Ladran, Sancho…(y con seguridad seguirán ladrando…),…señal que cabalgamos…
Un abrazo grande. Mamá y papá