¡Joder, este tío qué dice…?!

…me dirían a vos cantante cualquier español que me escuchase vociferar esto. Es que aquí todo el mundo habla de la crisis. Debe ser la palabra más utilizada en los últimos años. La que más portadas en prensa y anuncios de telediarios debe haber tenido, sin duda. Motivo de charla de café, de reuniones familiares, de comentarios en el trabajo, en la universidad…

Y por donde uno escarbe encuentra chavales en el «paro» (desocupados muy bien subsidiados, por cierto!); un decepción total con Zapatero (que lleva dos períodos en el Gobierno); rebajas que no alcanzan para reactivar un consumo… que a mi modo de ver nunca frena, pero que evidentemente no están siendo esa manía frenética que cada enero ensayan por estos lados.

Pues nosotros -los tercermundistas- diríamos que estos «pijos» fresas en México, chetos en Paraguay, Argentina y Uruguay, gomelos en Colombia, cuicos o pelolais en Chile,  pitucos en Perú, sifrinos en Venezuela,  pipis en Costa Rica, pelucones en el Ecuador, jevitos en República Dominicana, yeyés en Panamá, preppies y valley girls en Estados Unidos o caqueros en Guatemala) no tienen ni la más puta idea lo que es vivir en crisis…

A ver, las crisis son buenos… y no lo rezo yo. Lo dice con todas las letras, el tío Albert Einstein… ¡CLARÍSIMO!

‘No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ’superado’.

Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla’.

…¡Qué buenas son las CRISIS!…