«La soledad no es estar solo; la soledad es estar donde ni uno mismo está. (…) La amistad y el amor nos sacan de la soledad»
José Saramago

Yo confieso…
Que el jugar, recrear historias, compartir aventuras, soñar y divertirme durante mi infancia; me enseñaron lo inocente y pura que es la amistad…
Que el tiempo que pasé en las aulas, en el patio del colegio, mañana tras mañana, semana tras semana; cultivaron los valores de la amistad…
Que las noche acampando, las largas caminatas, cada fogón, cada sábado, cada pañuelo; me demostraron lo infinita y generosa que es la amistad…
Que cada examen que pasábamos, cada clase compartida, cada debate, cada utopía, cada lucha; me alertarían de que no es posible la vida sin amistad…

Yo confieso…
Que solo cuando descubrí lo que es amar, sentí lo necesario que sería la amistad para poder seguir…
Que cuando el trabajo y la rutina lo invadió todo, solo se trascendía en la amistad…
Que cuando hable de igual a igual con mis padres, propios y ajenos, y descubrí que la edad no era una frontera, crecí mucho más en la amistad…
Que cuando las circunstancias así lo quisieron, y las realidades lo impedían, vi presente y eterna la amistad…

Porque no hay lenguas, no hay edades, no hay lugares ni tiempos, no hay intereses, no hay prejuicios, no hay mezquindades… solo amor y fraternidad…
Yo confieso, CREO EN LA AMISTAD.

(*) Hoy 20 de julio, en gran parte del mundo festejamos la celebración que jamás podrá acabar: LA AMISTAD
(**) La foto es de la Playa del Rincón de la Victoria (España), en la noche de San Juan, en donde el fuego y el agua son testigos de nuestros deseos y de aquello que ya nunca más será…